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Autoestima y Aprendizaje |
Una de mis
eternas luchas con los padres en la escuela se basa en el hecho de que muchos
de ellos le hacen todo a sus hijos (as), pensando que así su hijo será feliz, y
que él o ella está siendo un buen padre o madre. En todo este tiempo, muchos me
han mirado mal, con disgusto, cuando les pido que les den más independencia a los niños, y dejen de tratarlos como bebés.
Yo también soy mamá, y para mí, mis hijos son y serán mis bebes por siempre,
pero eso no significa que desde pequeños, no hayan tenido responsabilidades en
la casa, y dentro de la familia, y que no tengan que ser cuestionados al no
cumplirlas.
Desde los 3
años, un niño puede hacer tareas en la casa que les ayudan a entender que
cumplen un rol en la familia, y que son capaces de llevarlas a cabo, de manera independiente.
Por ejemplo, se les puede enseñar a
vestirse solos, cepillarse los dientes, colocar sus juguetes en un lugar
establecido para ellos, etc. No importa si en la casa haya alguien que haga los
oficios, se trata de enseñar y acostumbrar a los niños a tener
responsabilidades, y a cumplir con
ciertas normas, que no le hacen daño a nadie, y que le darán las
herramientas para funcionar en otros entornos en sus vidas, como en la escuela
por ejemplo.
Cada año,
al inicio de clases, lo primero que hacemos las maestras, es mostrarles a los
niños las rutinas y procedimientos que se cumplen en el salón de clases. Todos
los días, durante la primera semana ( y hasta más tiempo, si es necesario) se
les explica y modela a los niños como se hace cada cosa en el salón, por
ejemplo, a guardar su mochila en un lugar específico que tiene su nombre, y
luego sentarse en la alfombra para la asamblea de clase, a levantar la mano
para decir algo, cuando necesita ir al baño, como usar los centros de manera
segura y correcta, y como guardar los juguetes una vez que terminaron. Todo en
la clase, desde que llegan hasta que se van, tiene un procedimiento, y cada día
se ejecutan las mismas rutinas. Digo esto, porque una vez aprendidas estas
rutinas, ya los niños están listos para recibir información nueva y realizar las actividades
académicas de acuerdo a su nivel.
Un niño que
se le hace todo en su casa, tiene mucha más dificultad para adaptarse a las
rutinas de la escuela y seguir sus
procedimientos, y por consiguiente, no solo no va a aprender al ritmo que se
espera, sino que también puede que tenga
problemas en la clase a causa de esto. Un
niño que viene de casa mimado, y al que se le hace todo, se siente inseguro, y
no está listo para aprender. Se siente inferior, y tiende a comportarse de
manera tímida, y mucha veces agresiva al darse cuenta que no tiene las mismas
habilidades para hacer las cosas que otros hacen. De tal manera que para que
empiece a aprender, primero hay que trabajar la parte emocional, desarrollarle la autoestima, para que una
vez que se dé cuenta que puede hacer
ciertas cosas de manera independiente, el aprendizaje viene por añadidura.
La mayoría
de las veces, cuando un niño viene de un hogar donde se le ha enseñado a hacer
cosas por sí solo, se le ha motivado y recompensado a hacer cosas “de grandes”,
tiene su autoestima bien fortalecida, y se siente capaz y con la confianza de hacer cosas nuevas en
la escuela, y en cualquier otro lugar, aprendiendo los procedimientos rápido y
sin problemas. Ese niño, que se siente seguro de sí mismo, ya está
emocionalmente listo para aprender cualquier cosa nueva que se le presente.
Como
padres, además de amar a nuestros hijos con la vida, tenemos la responsabilidad
de preparar a nuestros hijos para el mundo. El mundo no se va a preparar para
un hijo. Y si éste no está preparado para la vida, ésta se encargará de
hacerlo, pero a la manera dura. De tal manera que trabajar en el desarrollo de
una autoestima racional y positiva, es una muy buena forma de preparar a
nuestros niños para la escuela, y cualquier otro ambiente donde ellos se van a
desenvolver en el futuro.
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